Artes y Letras. El Mercurio, Domingo 28 de Octubre de 2007.
Collages de Simonetti
Mucho de tapices de Extremo Oriente, de miniaturas persas, de francés estilo Regencia ostentan los collages de Eliana Simonetti, en la primera sala norte del Museo Nacional de Bellas Artes. De 2005-2007 y sujetos a un montaje -molduras doradas de unión, arco en grisalla- que los agrupa y, sobre todo, subraya el aspecto ornamental, constituyen estos trabajos coloridos laberintos visuales. Naturaleza, arquitectura barroca y rococó los componen. Esta aproximación al jardín del Edén resulta saturado por recortes de papel -provienen de libros y revistas-, diminutos restos de decoración y de aplicaciones metálicas de mobiliario antiguo. Siempre este material está dirigido a exaltar lo vegetal: hojarasca, arbolados y arbustos. Tanta exuberancia iconográfica se encuentra, además, manejada con precisión y rigor artesanal. Sobresale el cromatismo refinado de «Sendero de Luz», de «Belvedere», de «The Great Apple».
A continuación, ocupan la rotonda del museo intervenciones de grabados con planos y levantamientos de arquitecturas eclécticas; entre ellas, las del propio Bellas Artes santiaguino. Se trata de collages recientes y dotados de coloraciones mucho más austeras. No obstante, una vez más, logra Simonetti sus más genuinas conquistas a través de las muy hermosas cajas. Manipuladas con fantasía siempre renovada, su notable depuración formal permite que cualquiera de sus ingredientes -desde una vieja herradura oxidada hasta pasto pintado- se convierta en precioso ornamento. Si bien abstractas, poseen una oculta simbología, capaz de sugerirnos ritos, al mismo tiempo evolucionados y enigmáticos.
CLAVES: Ojo con la transfiguración ornamental de restos de objetos y materiales deleznables que logra Eliana Simonetti en sus preciosas cajas.
Waldemar Sommer